Tuesday, May 18, 2010

Perras

Lulu (sí, sin acento, no es Lulú) es su nombre, tiene 4 1/2 meses. Golden Retriever, juguetona y muy inquieta. Si estoy en casa y pasan de las 7 p.m. me empieza a ladrar para recordarme que tengo que sacarla a correr. No descansa hasta que le pongo la correa y se sube al carro. Hoy no fue la excepción.

A nadie le gusta recoger las suciedades de sus perros, pero éstos lo hacen en nuestros patios y jardines. Quien me conozca sabrá que soy una persona a la que le gusta cumplir ciertas rutinas (quizá en parte por un T.O.C., jaja) y siempre que llevo a mi perro a correr cargo con dos bolsitas de plástico y papel periódico suficiente para recoger sus popós. Sí, mientras corro voy con las bolsitas y el periódico en una mano y la correa en la otra. Hoy tampoco fue la excepción.

Lo que si salió de lo cotidiano fue un comentario de dos chavitas que iban caminado atrás de mí. Lulu detuvo su marcha y se puso tranquilamente a hacer popó (jaja), terminó e inmediatamente después fui a buscar un árbol lo suficientemente fuerte para aguantar los movimientos de la inquieta Lulu. El que escogí estaba a unos 7 pasos de donde quedó la popó. Pero una de las chavitas simplemente abrió la boca y dijo: "cómo me caga que la gente no recoja las mierdas de sus perros". Yo me dispuse a recoger la suciedad, ponerla en una de las bolsitas, amarrarla y llevármela hasta encontrar un bote de basura, continuamos corriendo y alcanzamos a las ya mencionadas y dije: "Mira perra, para que veas que sí recogí la mierda de mi perro. Fíjate bien, puta", ésto mientras ponía la bolsa de la popó a la altura de la cara de la niña que iba a mi derecha.
Lo de puta fue un exceso, lo sé, pero ellas me provocaron con sus shorts casi transparentes y a media nalga, nótese que no pasaban de 16 años. Continué mi camino.

Lo que pasó después fue una serie de reclamos por las ofensas que le hice a la niña, porque ella no fue la que me hizo el comentario de recoger la mierda del perro, sino su hermana. Hablaron con los guardias del parque, me acerqué al verlas con ellos y expliqué a los guardias mi parte del cuento. Me disculpé con la niña a la que ofendí, y pedí que su hermana se disculpara por hacer un comentario sin fijarse que iba a recoger la popó de mi perra, no quiso hacerlo. Byes.

Bien por la gente que exige que se limpien las mierdas de los perros en los lugares públicos, pero lamentablemente se lo dijeron a la persona equivocada. Respondí a una provocación, y eran unas niñas.

Si tanto les interesaba la limpieza, que se fueran a recoger los cientos de suciedades que hay regadas por todos los jardines, a ver si terminaban. O mejor aún, seguir a las personas con perros y exigirles que recogieran las popós.

(Deportiva Sur, Cd. de Chihuahua.)